martes, 27 de mayo de 2008

Lanzarote

Este fin de semana pasado he estado en Lanzarote (la isla más oriental del archipiélago de las Islas Canarias, unos mil cuatrocientos kilómetros al sur de la Península Ibérica) por motivos eso sí nada turísticos.
Sin embargo, ya es la quinta vez que visito la isla, y las dos primeras fueron visitas muy completas. En base a toda esa experiencia quiero recomendaros fervientemente que viajéis al menos una vez a esta pequeña isla, bastante cercana (140 km, y con viajes regulares en barco) a Marruecos y al Sahara Occidental.
Lanzarote tiene todo lo que se pueda desear de un destino turístico: playa para los amantes de la arena y el sol (aunque, a veces, con alguna piedra volcánica de más), parajes y pueblos interiores preciosos para los amantes del turismo rural, deportes de todo tipo, una rica cocina regional, numerosas manifestaciones artísticas (casi todas de César Manrique, toda una institución en la isla: no os podéis perder, entre otras, sus estatuas de viento, ¡son únicas! y os podéis topar con ellas en varias carreteras de la isla)...

Los colores de Lanzarote son el rojo y el negro, no sin motivo: la mayor parte de la tierra de la isla es de un naranja que se torna en rojo fuego en muchos de sus pequeños montes. Dan unas ganas enormes de lanzarse a subir a cualquiera de ellas en cuanto te acercas un poco para ver más de cerca esos colores tan intensos.



Imagen vía satélite de Lanzarote, de dominio público por la NASA: ¿veis los fuertes negro y rojo?

Por otra parte, el negro proviene de que la cuarta parte de la isla está cubierta de roca volcánica. Es un espectáculo impresionante contemplar los límites entre la tierra y el terreno volcánico, como ocurre en la Geria (en la que además hay enormes viñedos, con sus parras bien protegidas del fuerte viento de la isla mediante unos típicos muros semicirculares protectores).



Vista de La Geria; imagen de dominio público, por AnTu.

Además de esos dos colores, un tercer color típico podría ser el blanco. Casi todas las nuevas viviendas son de este color, lo que confiere a los lugares urbanos de la isla un brillo muy intenso y un contraste enorme de colores con el entorno.
Antaño, las construcciones eran de un color muy semejante al de la tierra, con lo que quedaban mucho más integradas en el paisaje; yo lo prefería así, pero sobre gustos...

Espero que os animéis a viajar a esta interesantísima y preciosa isla; y si ya habéis ido, ¡contadme qué impresión os llevásteis de ella! :-)

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